jueves, 17 de noviembre de 2011

A cinco años del caso Jorge Julio López: sin él, ¿hay nunca más?

Por Facundo Kisch

Jorge Julio López era un albañil de 77 años de edad. Vivía en la ciudad plántense de Los Hornos, algo alejado del centro de la capital de Buenos Aires. Desde el 17 de septiembre de 2006 nadie sabe algo de su paradero. Irónicamente, o no, el 18 de ese mes López debía presentarse a declarar por última vez en la audiencia de alegatos en los conocidos “Juicios por la verdad” en la causa del represor Miguel Etchecolatz, juzgado por secuestro y torturas a su persona, y la desaparición de otros dos individuos.

Esta desaparición no fue la primera, ya que López había sido detenido ilegalmente y llevado a distintos centros clandestinos de tortura durante la dictadura militar que gobernó la Argentina. Fue secuestrado el 21 de octubre de 1976 hasta el 25 de junio de 1979.

Mientras Jorge Julio López se encontraba desaparecido, Etchecolatz era Director de Investigaciones de la Provincia de Buenos Aires, encargado de uno de los centros de detención clandestinos y mano derecha del ex General Ramón Camps.

En su testimonio ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, López aseguró que había sido secuestrado en octubre de 1976, agregando haber sido torturado por Etchecolatz mientras estuvo detenido en la comisaría 8 de La Plata. También contó que pudo ver cómo ejecutaban con disparos en la cabeza a otras dos víctimas: Patricia Dell Orto y su esposo Ambrosio De Marco en el centro clandestino de detención que funcionó en Arana. López señaló a Etchecolatz como una de las personas que conformaban el grupo que lo secuestró en su casa.

Desde la segunda desaparición de López hasta la actualidad no se ha avanzado en ningún aspecto en cuanto a su potencial paradero. Rastrillajes fallidos: según el expediente judicial que lleva adelante el fiscal de La Plata Marcelo Martini, se realizaron más de 300 en diversos lugares de la Capital Federal y en distintas zonas del Conurbano bonaerense. Todos han sido infructuosos.

Al mismo tiempo se habilitaron líneas telefónicas para cualquier persona que desee aportar algún dato útil, pero al parecer ni la millonaria recompensa que ofrece el gobierno bonaerense ha servido para encontrarlo: se analizaron más de 1500 llamados de celulares activados en la zona de Los Hornos el día de la desaparición de López, pero tampoco se encontraron resultados.

Al cumplirse cinco años del caso Jorge Julio López, en todo el país se realizaron diversas marchas para pedir por su inmediata aparición. La sociedad deja día a día su indignada huella, y aparecen reclamos como “basta de silencio y encubrimiento oficial”, “aparición con vida de López”, “castigo a los responsables”, “basta de represión y asesinatos a los luchadores populares”.

domingo, 30 de octubre de 2011

Trata de blancas: un tema que preocupa

Por Sebastián Sosa


 Eran las cinco de la tarde y el barrio porteño de Constitución era un verdadero hormiguero de gente que viajaba a diversas partes del conurbano bonaerense. Entre medio de tanta gente  había mujeres que parecían no encajar en el contexto. Estas personas ofrecen sexo a toda hora en una zona que es conocida como liberada, tanto para la prostitución como para los pungas y vendedores de drogas.
Entre millones de personas se podía observar una mujer de un metro noventa de altura, un físico exuberante y que utilizaba una vestimenta poco convencional para la vía pública. Era fácil darse cuenta de qué se trataba. Su nombre era Sheila, oriunda de República Dominicana ofrecía sexo como medio de trabajo. Nos dio la oportunidad de poder dialogar con ella sobre un tema que aterra hoy en día a todos los argentinos, como es la trata de blancas. Ante la consulta de qué opinaba sobre dicho tema, Sheila se incomodó y contestó: “Se que existe, pero no te puedo dar ningún dato sobre eso”, tras hacernos saber que sabía de lugares en donde a las  mujeres las tenían privadas de libertad y las obligaban a prostituirse, Sheila, un poco incómoda por la situación manifiestó: “”Discúlpame quiero trabajar”. Luego de insistir en varias oportunidades consultándole si trabajaba para alguien o lo hacía solamente de forma independiente, expresó: “Yo trabajo para mí. No tengo que entregarle a nadie ningún tipo de comisión”.
Durante  20 minutos, cinco hombres consultaron sus aranceles. Parece que a ninguno le convenció por lo cual volvió a su puesto, la puerta de una casa abandonada construida hace aproximadamente hace unos 100 años. La conversación se torno más fluida y Sheila comenzó a sentirse un poco más cómoda a comparación con el principio de la charla. Fue en ese momento que opinó: “Acá hay mucha mafia alrededor del negocio del sexo. No puedo darte nombres ni mostrarte ningún lugar en donde hay mujeres que fueron traídas aquí engañadas con el pretexto de que les iban a ofrecer un un trabajo digno, sin saber que iban a tener que prostituirse. Ojo, con esto no te digo que para mí no sea un trabajo digno, pero cuando sos obligada a hacer algo no es muy digno que digamos”.  Ya no había que quitarle las palabras con tirabuzón, pero hablaba lo justo y necesario para no generar inconvenientes: “Acá hay gente de mucho poder metido en este gran negocio. No me atrevo a nombrarte ninguno, pero te aseguro que es gente muy pesada y que muchos están relacionados con políticos. Ya no puedo decirte más nada. Ya te dije demasiado”. Palabras fuertes son las que dijo Sheila, pero luego de lo dicho se despidió y  dijo: “Te recomiendo que no preguntes demasiado o que directamente no preguntes más por que por la zona hay gente que vigila, te  lo digo por tu seguridad”. Así fue que comenzó su caminata lenta hacía la otra esquina en donde  otras tres mujeres la aguardaban para tener una charla entre amigas, pero no era más que aguardar que algún cliente pase por alguna de ellas.  

María Cash: una búsqueda incesante que sólo suma más pistas pero ninguna certeza

Por Lionel Vecchio


Permanece desaparecida desde el 4 de julio pasado y todavía no hay ninguna certeza sobre su estadía: en el caso de la joven María del Carmen Cash cada vez aparecen más pistas que no llegan a ningún lado y sólo suman confusión.


Todo comenzó cuando Cash, diseñadora de moda, se despidió de su padre en la estación de ómnibus de Retiro antes de partir a Jujuy, donde la aguardaría una persona en San Salvador a la cual le vendería sus últimos trabajos de ropa. Al llegar a la localidad salteña de Rosario, se bajó del ómnibus, y tras hacer dedo llegó a la capital jujeña, pero de allí desapareció y no se supo más de ella.


Como cada vez que desaparece una persona en nuestro país, se dicen muchas cosas y hay varias versiones sobre el lamentable hecho, que van desde la explotación sexual hasta la muerte. Cabe destacar que el 22 de agosto pasado desapareció Candela Sol Rodríguez en Villa Tesei y luego fue encontrada sin vida en un descampado a unas 35 cuadras de su casa, y hasta el día de hoy no se sabe cual fue verdaderamente el móvil del secuestro y posterior crimen de la niña de 11 años.


Hace más de tres meses que está desaparecida María Cash y los operativos policiales que se realizan en distintas provincias como Catamarca, Santa Fe, Salta, Jujuy, Santiago del Estero y Misiones continúan con el único objetivo de encontrarla. Son muchas las versiones sobre su paradero: un hombre aseguró que la vio en un local de ropa salteño, una mujer afirmó que vio a Cash en las afueras de la capital salteña, el médico jujeño Jesús Chiquisaq declaró el 3 de agosto pasado que él mismo la atendió en su consultorio y hasta llegó a circular el rumor de que la joven de 29 años había sido descuartizada y que sus restos estaban congelados y custodiados en una morgue.


El expediente de la investigación ya sumó más de 1000 hojas distribuidas en seis cuerpos y todas las fotografías, informes y análisis de datos que surgen con el paso del tiempo, son incorporadas a la causa. Sin embargo las certezas en torno a lo que ocurrió con María son pocas si se las relaciona con la innumerable cantidad de hipótesis misteriosas. La última conjetura es que la mujer tendría pérdida de memoria, sin noción del espacio ni del tiempo.


Cada día se denuncia en Argentina la desaparición de tres chicos y un adulto, según datos proporcionados por Red Solidaria. En lo que va del 2011 en la provincia de Buenos Aires han sido denunciados 26 casos; mientras que en la Capital Federal, hay muchos chicos que todavía son buscados por sus familiares.


María Cash fue vista por última vez el 8 de julio pasado en un video cuando caminaba al borde de una ruta a la altura del peaje Aunor, de acceso a la ciudad de Salta. La joven diseñadora sigue sin aparecer desde aquella partida hacia Jujuy, cuando emprendió un viaje que se convirtió en un destino desconocido y una angustia incontenible para la familia. Las fuerzas policiales de distintas provincias y los juzgados de Salta y Jujuy continúan la búsqueda. Aún sin resultados.

jueves, 20 de octubre de 2011

El recuerdo de lo que no pudo ser

Por Eliana Cabezas y Manuela Canova

 La memoria los sedujo, los engaño y les terminó clavando un puñal por la espalda. Nada era como ellos esperaban o, mejor dicho, recordaban. No había pleno empleo, la crisis acechaba y la violencia crecía a pasos agigantados. El terrorismo parecía no tener fin, como así también sus victimas, sus asesinatos.  
 A medida que transcurrían los días el descontento aumentaba. No aguantaban más la situación, las acciones de la guerrilla, la inflación. Anhelaban que llegara el fin, que de una buena vez todo acabara. Sin embargo, jamás imaginaron que pronto se arrepentirían, que sus deseos se transformarían en pesadillas…

 La argentina se hallaba envuelta en un profundo caos que “Isabelita” no podía controlar, dominar. Es ahí, en el momento más culminante, cuando se produce el golpe de estado y entra en acción el “Proceso de Reorganización Nacional”.
 Ni bien asumió al poder, el gobierno de facto de Jorge Rafael Videla depuso las autoridades políticas y los ministros de la Corte Suprema, disolvió el Congreso y los partidos políticos e intervino las organizaciones sindicales. Pero no fue suficiente, el objetivo era otro: abatir el terrorismo subversivo, silenciar completamente a la Nación.



Ignorancia como excusa al individualismo

 La ignorancia era enorme. Nadie conocía que era lo que ocurría, simplemente sabían que algunos “culpables” desaparecían. De esta manera, el miedo no sólo se instaló en la sociedad, sino que también produjo un gran individualismo. En otras palabras, poco a poco dejó de importar la opinión, la mirada, lo que le ocurría al otro.
 El miedo por las consecuencias de cada acto se traducía como distanciamiento entre los ciudadanos. Nadie quería figurar en la agenda telefónica de algún conocido fuera militante o no, involucrado en política o no, por fobia a lo que le podía deparar el destino. Bajo el lema “el silencio es salud” publicado en carteles en las calles de las ciudades, la gente se atormentaba dentro de su reconocida ignorancia, entretanto las víctimas cumplían heroicamente el lema a “rajatabla”.
 Mientras el caos económico los consumía por la falta de funcionamiento de la política económica, los ciudadanos argentinos se machacaban la cabeza y ocupaban su tiempo buscando a familiares que de un día para el otro no estaban más. Sí, como se lee: no estaban más. Como más adelante diría uno de los líderes represores de aquel entonces: “Ni vivos ni muertos, desaparecidos”, frase que tomaría más importancia cuando se dio a conocer el nefasto número: 30000 “ni vivos ni muertos”.
 Poco a poco la gente se fue dando cuenta que no podía contar con nadie, que todas las entidades estaban ligadas con el Gobierno y que ni siquiera buscar asesoramiento jurídico era seguro. Sólo aproximadamente un 35 por ciento de las familias de desaparecidos hizo la denuncia ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP). Los argentinos estaban solos, atrapados en su reconocida ignorancia. Pero no tardarían en cambiar el rumbo de su destino.

lunes, 17 de octubre de 2011

La primavera se asoma, las vacas engordan

Por Eliana Cabezas

Los rayos de sol calientan el asfalto, los colores parecen cobrar vida y el tango se convierte de pronto en la música más escuchada. Todo indica que son tiempos de temporada alta, que los domingos están mas cerca del asado que de la polenta. Sin embargo, los feriantes saben a la perfección que no es más que una hermosa ilusión.
 La confusión está muy lejos de asomarse, la sabiduría es la que domina. Aquellos hombres de tez tostada conocen como la palma de su mano el procedimiento. Primero amenaza el otoño. Luego, el invierno se convierte en el autor material del hecho. Y finalmente, aparece la justiciera primavera, que se encarga de hacer engordar a la horripilante “vaca flaca”.
 “Son tiempos difíciles, hace rato que no se vende nada. Eso que últimamente nos tocaron días soleados con altas temperaturas”, confiesa Alberto Zárate, un joven de 20 años. Y agrega: “Por suerte ahora, con el cambio de estación, las cosas van a mejorar considerablemente. Poco a poco las ventas aumentarán”.
 Las flores crecen, los árboles reviven y el paisaje de embellece. Las cámaras suenan y suenan, pero los buenos tiempos todavía no se acercan.
 Aunque el dinero les falte y los turistas no les dirijan ni una sola mirada, ellos no pierden las esperanzas. Se muestran atentos, expectantes, o mejor dicho, a la pesca. No quieren dejar pasar por alto ningún tipo de venta, ya que ella les puede alegrar el fin de semana e incluso hasta el mes entero. 

Ayudando a ayudar

Por Manuela Canova

   Se baja de un colectivo con la cara iluminada y una sonrisa le puebla el rostro de oreja a oreja cuando se dirige a su amiga: “¡Colaboraron todos, llenamos la alcancía!”, le cuenta emocionada. Es que desde la mañana temprano, Felicitas Lema recorría las calles del barrio de Belgrano disfrazada de Superheroína buscando la contribución de la gente para la ONG “Un Techo Para Mi País”.
   “Me sumé a la colecta para darle una mano a una amiga que está muy metida en el tema. Ella forma parte del grupo que construye y nos pidió que nos sumemos al proyecto para juntar fondos y poder levantar 250 viviendas”, cuenta “Feli”, que no se cansa de repartir volantes mientras le pregunta cordialmente a la gente si le gustaría ayudar.
   Permaneció unos minutos parada en una esquina donde el tránsito de gente comenzaba a ser más intenso. Algunos directamente la esquivaban, muchos otros la ignoraban y agarraban un volante simplemente por su insistencia, y unos pocos aportaban 2 ó 5 pesos. También se acercó a tres autos que quedaron detenidos en un semáforo, de los cuales dos de sus conductores cooperaron mientras que el tercero ni siquiera bajó la ventanilla.
   “Es bastante difícil que frenen a escuchar lo que les queremos decir, En algunos casos la gente humilde es la que más colabora, hace un rato nos subimos a un tren y una nena que estaba vendiendo figuritas nos dio unas monedas”, comenta Felicitas mientras se dirige a la entrada del barrio china para buscar otra casita-alcancía porque la suya ya está llena.
   No recibir nada a cambio no es una traba para esta chica de 19 años que sacrificó su sábado para “ayudar a ayudar”. Ya va por la tercer casita completa y la sonrisa sigue siendo la misma que cuando llegó a las 9 de la mañana y cuenta: “Es gratificante hacer cosas de este tipo, creo que con la ayuda de todos podemos empezar a sacar el país adelante”.

jueves, 13 de octubre de 2011

La vida en rosa


Avenida Rivadavia y José León Suárez, estación de Liniers. La escena es protagonizada por cientos de personas que transitan todos los días apresuradas. Como si estuviesen corriendo una carrera contra el siempre apacible tiempo. Allí, entre esa cotidiana muchedumbre, aparece como un rayo de luz un simple y conmovedor sonido que, por momentos, parece perderse en ese océano de ruido por el que navegan trenes e imponentes colectivos. Sin embargo, esa melodía que viaja por las infinitas vías del tren acompañando al viento, quiere hacerse oír.