El primer diario de Argentina, conocido como La Gazeta de Buenos Aires, lo fundó Juan Manuel Belgrano en 1810, con el propósito de divulgar las ideas de la Revolución de Mayo y educar políticamente a gran parte de la población. Mediante esta estrategia, la Primera Junta buscó, ante todo, consolidar “la gran obra que se había principiado”.
A medida que pasaron los años, fueron apareciendo nuevos intereses e ideologías dentro de los sectores más pudientes, lo que derivó en el surgimiento de nuevos medios de comunicación ya que a través de ellos se podía manipular y modificar el pensamiento de toda una sociedad.
Si bien el tiempo transcurrió, la actualidad no se aleja demasiado de aquellas épocas de conservadurismo envueltas bajo el lema “La Nación será tribuna de doctrina”.
En estos momentos, el país se convirtió en la principal victima de una guerra que tiene como protagonistas al grupo Clarín y al gobierno. A través de diversas estrategias, ambos bandos intentan instalar el criterio de verdad que más se adecúa a sus objetivos en vez de la verdad en sí, lo que se ve claramente reflejado en los matutinos:
“El 55% de los alumnos duda de que la democracia sea el mejor sistema” (Diario Clarín)
“Apenas el 40% de los alumnos de entre 14 y 16 años consultados afirma que es el mejor sistema de gobierno. La cartera educativa repartirá un cuadernillo en todas las escuelas secundarias del país para fortalecer los valores democráticos” (Diario El tiempo argentino)
Por eso, para no caer en la trampa de ninguna de las partes, es fundamental que los ciudadanos, tanto jóvenes como adultos, desarrollen un pensamiento crítico que no sólo les permita distinguir lo ficticio de lo real, si no que también les otorgue la capacidad de armar su propia concepción del mundo.
Por Eliana Cabezas
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