miércoles, 25 de mayo de 2011

A nuevos problemas, nuevas respuestas

 La revolución industrial del siglo XIX no sólo introdujo importantes adelantos científicos y tecnológicos, sino que también orientó a las sociedades hacia el capitalismo. A raíz de ello, comenzaron a producirse profundos cambios tanto en los países europeos como en los latinoamericanos.
 En base al contexto en el que se hallaba sumergida, Argentina implementó políticas que garantizaban, ante todo, un mayor crecimiento económico. Una de las medidas que realizó el gobierno conservador para llevar a cabo el objetivo propuesto consistió en la creación del Colegio Superior de Comercio Carlos Pellegrini, cuyo propósito era formar jóvenes profesionales en el área contable, necesarios para las nuevas demandas de la sociedad y del mundo del trabajo.
  Con el transcurso del tiempo los intereses fueron variando y las generaciones se transformaron. Sin embargo, los métodos utilizados no se modificaron bajo ningún aspecto hasta que, en 1995, Abraham Gak llegó al rectorado y estableció una serie de medidas que, más allá de  mejorar el ámbito educativo, buscaron “orientar a los adolescentes hacia su propio destino de ciudadano”.
 A lo largo de su gestión, el profesor honorario de la UBA fundamentó cada una de sus reformas, entre ellas, la introducción de materias humanísticas dentro de la institución: “El 70% de los alumnos siguen carreras no vinculadas con las económicas”.

Actualidad inestable
 Si bien hubo tiempos en los que reino la conformidad y la paz dentro de los corredores del Carlos Pellegrini, ya no es así. Esto es producto de la serie de errores que cometió tanto el Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires, máximo orden de decisión, como así también el ex rector Jorge Fornasari.
 La problemática del conflicto surgió por la disconformidad que presentó la Asociación Gremial Docente (AGD) ante la designación “a dedo” de los profesores. A esto se le sumo la incapacidad que mostró el rectorado para llevar adelante un dialogo que permitiera solucionar parte de la crisis institucional que vive la escuela.
 No obstante, no es la única postura reinante. El Ctera posee una mirada orientada a preservar la educación pública del derrumbe social y cultural, razón por la que muestra un completo apoyo hacia las decisiones tomadas por las máximas autoridades de la UBA.
 En cambio, la posición de los padres es variada. Mientras unos están de acuerdo con los reclamos realizados por sus hijos, otros prefieren que dejen de lado las cuestiones que no les competen y que “se dediquen exclusivamente a estudiar”.
 Aunque la mayoría de los medios de comunicación transmiten una idea que esta altamente relacionada con la “vagancia”, esto no es así  ya que  desde el interior del centro de estudiantes siempre se buscó recuperar aquella estabilidad institucional perdida en manos de los malos "gobernantes".

Por Eliana Cabezas

No hay comentarios:

Publicar un comentario