Las espectativas de poder entrar al Pellegrini se derrumbaron cuando un chico de rulos que tocaba la guitarra en la entrada y hacía al mismo tiempo de “patovica”, frenó a un grupo de estudiantes de periodismo con un seco “no puede entrar nadie externo al colegio”. Insistieron de buena manera, pero no sólo aumentó la negativa sino que la forma de decir las cosas de parte de los alumnos de la puerta no fue la más cordial.
En la forma de actuar de los chicos que entraban y salían del colegio se notaba lo tensa que era la situación. Se decían secretos al oido, y con un dedo frente a la boca le hacían entender a los más chicos que no debían decir nada. Se notaba la complicidad y organización que había entre los alumnos.
Cambio de turno en la puerta.
Florencia, alumna de segundo año, tomó la posta que dejó el chico de rulos.
Florencia fue más cordial con los estudiantes de periodismo que se habían acercado hasta el colegio. Les contó que la decición de no decir nada, no era personal, sino simplemente un pacto entre los alumnos, que no querían que se desvirtúen las historias, no querían que nada salga a la luz hasta encontrar una solución y llegar a un acuerdo. Les dijo también, que las últimas noches había dormido en el colegio, y que la situación por la que estaba atravesando junto con sus compañeros no era nada fácil. No pudo evitar las lágrimas.
El clima estaba caldeado de emociones.
La llegada de C5N con sus noteros y sus cámaras no hizo más que aumentar el revoloteo frente a la puerta del colegio.
Salió Ana Minujín, líder del centro de estudiantes, y las cámaras, micrófonos y grabadores la apuntaron directamente. Pero ella, apurada se excusó y le explicó todo a Lara, una alumna de 5to año, que fue quien tuvo que enfrentarse con los noteros.
Lara explicó que el turno mañana había realizado una asamblea en la cual votó a favor de levantar la toma, pero que todavía debían esperar la resolución de las asambleas del turno tarde y turno noche.
Eso fue todo lo que los alumnos de periodismo pudieron saber esa mañana.
Lo que se llevaron fue una fuerte impresión del clima que se vivía adentro y por sobretodo del acuerdo que ninguno de los alumnos se animaba a romper.
Entrar al colegio fue algo imposible de llevar a cabo.
Por Manuela Canova
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