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Sin embargo, con el correr del tiempo el miedo superó a la valentía, le sacó años luz de ventaja. Esto fue producto de las grandes atrocidades que se cometieron en el camino. Entre tantas, se destaca “La Noche de los lápices”, ya que las principales victimas fueron un grupo de estudiantes que militaban para la Unión de Estudiantes Secundarios. La masacre juvenil apareció de la mano del gobierno militar, que decidió suprimir el boleto estudiantil otorgado el año anterior, con el propósito de descubrir cual de las manzanas era la que estaba verdaderamente “podrida”. Es así que secuestraron y torturaron a diez jóvenes, de los que sólo cuatro vivieron para contarlo, o mejor dicho, para denunciarlo.
Aunque la democracia esté presente y la dictadura forme parte de un oscuro pasado, se torna importante para la sociedad recordar los peores momentos de la Nación argentina, sobre sí la que se derramó fue la sangre de los más inocentes, de los que tenían un gran futuro por construir.
Por Eliana Cabezas